CABELLO AFRO Y EMPODERAMIENTO ESTETICO

En el  2014, después de la asistir al lanzamiento del  IX concurso de peinadoras de AMAFROCOL, Malle Beleño escribió a 10 de sus amigas y las invito a  crear la primera comunidad de mujeres afrodescendientes que reivindican su belleza natural en Colombia. Todas aceptaron el reto y juntas  se propusieron alimentar el espacio con reflexiones, recetas tradicionales sobre el cuidado del cabello afro y muchos estilos de peinados. Al cabo de unos meses, la comunidad ya no era solo de amigas sino de muchas mujeres que alrededor del país, estaban hartas de las extensiones y de los procesos químicos y mecánicos para estirarse el cabello. Sin embargo, se enfrentaron a la dura realidad de no entender sus cabellos. Por lo tanto, a no saber  peinarse pero ademas, ni encontrar productos en el mercado colombiano para sus necesidades especificas. El desafío era grande: RECONSTRUIR EL IMAGINARIO VIOLADO DE LA BELLEZA AFROCOLOMBIANA.

Por eso en el 2015, Malle decide buscar alternativas de productos naturales, encontrando ingredientes dentro de las regiones rurales del país. Así empieza a ofrecer bajo su marca, una linea de aceites naturales y de shampo0 en barra. Posteriormente, se decide a crear un producto para peinar los cabellos mas secos y rizados, los cuales tenían pocas opciones dentro de la gran variedad de rizos que existe dentro de la comunidad de cabello natural colombiana. Y fue así como surgió el Chontu-menjure, en honor a  ese colectivo de mujeres que se denominó ENTRE CHONTUDAS.

Chontuda es una palabra muy popular en los pueblos negros del sur y noroccidente colombiano, que hace referencia al alma de la palma de chonta, muy característica del Pacífico. Las fibras de esa palma tienen una similitud al cabello de las personas afrodescendientes y por eso, era muy común llamar a las mujeres Chontudas cuando dejaban su cabello suelto, alborotado y libre.

Lo que sucedió después, fue muy especial porque las mismas mujeres del colectivo que estaban ubicadas  en las regiones mas apartadas del país, tras no tener la posibilidad de encontrar los productos en sus pueblos y ciudades, estaban decididas a unirse al equipo de distribuidoras, siendo embajadoras de la propuesta y lo mas importante,  prestaban el servicio social mas hermoso de todos: ACOMPAÑAR Y AYUDAR A OTRAS A ENTENDER SUS CABELLOS. 

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